16.12.11



Hoy es el día en que me despedí de una gran persona, mi entrenador. Hace 3 años que estoy con él.
 Él era más que un entrenador, era un amigo en los entrenamientos, hacía que fueran divertidos, especiales, únicos. En la cancha era un guía, nos corregía todo, nos felicitaba cuando lo hacíamos bien, y si lo hacíamos mal, a veces si se enojaba pero siempre nos perdonaba y nos alentaba para que nos salga bien. Y en la vida era como un padre, nos cuidaba nos preguntaba que nos pasaba cuando no íbamos a entrenar, hacia todo lo posible para que vallamos a los partidos, y si nos llegábamos a lastimar venia corriendo y nos preguntaba cada 5 minutos como estábamos.
 Lo único que le puedo decir a él es gracias, el me enseño que lo que menos importa es ganar, que lo que teníamos que hacer era superarnos a nosotras mismas,  que nunca hay que rendirse, que todo se logra con esfuerzo, el me enseñó a amar el vóley. 
 Los entrenamientos son recuerdos que nunca voy a olvidar, con el siempre eran divertidos y al mismo tiempo aprendías todo. Si algo no te salía, sin pensarlo se quedaba con vos al lado viendo como lo intentas una y otra vez y felicitándote cuando lo lograbas. Aunque él se sintiera mal, siempre estaba con una sonrisa, nunca nos demostraba que le pasaba algo malo. 
 En los partidos, él no era de esos entrenadores que te gritaban, que te forzaban a hacer cosas que no sabías, que te sacaba apenas hacías algo mal, Sino todo lo contrario, era de esos que te alentaban, que sí, se enojaba un poco, pero lo hacía cuando tenía motivos, si el otro equipo era superior a nosotras, nos felicitaba cuando nos equivocábamos por el simple hecho de haberlo intentado. 
 Hoy fue el último entrenamiento con él, hice todo lo posible para quedarme hasta el final y así lo hice. Espere a que todas se fueran, y así por despedirme con un fuerte abrazo. Cuando me di cuenta que me quedaban 5 minutos con él, me largue a llorar, me dio un abrazo que nunca voy a olvidar, y cuando me estaba por ir me pidió otro. Fue el mejor abrazo que me dieron en la vida, y así va a hacer, nadie lo va a reemplazar a él ni al abrazo. Y así cada uno tomo su camino, él se fue para un lado y yo para el otro, llorando como la mejor, pero con una sonrisa en la cara, agradeciendo haberlo conocido.


 Te juro amor eterno. Espero que nuestras vidas se vuelvan a cruzar. Ojala no sea un adiós, si no un hasta luego. Simplemente gracias Pablo Luis Martinez